Ante la terca estrategia fallida de la MUD



Comienzo por decir que lo más interesante es lo bien que el Venezolano muestra el carácter dramático e incesante de sus decisiones políticas, pero como no voy a extenderme a realizar un análisis profundo, escribo en esta oportunidad para difundir la idea que expreso Juan Carlos Sosa Azpúrua en ambos artículos que se encuentran en el hipervinculo anexo a su nombre. Esta idea no escapa a una de muchas que nos ronda hace ya bastante tiempo y es la siguiente:

"(....), aquellos venezolanos de buena voluntad, que contra todo pronóstico aún siguen dictámenes de los capitanes de la MUD, pongan el seis de diciembre como fecha tope para decidir qué camino tomar. De cumplirse las maravillosas expectativas sembradas por la MUD –ese eterno campo de frambuesas–, entonces será mi realidad la que tendré que revisar.
Si llega ese día, y el régimen hace lo que siempre ha hecho, habrá que decirle a la MUD: ¡Ya basta!… o seguirá el cuento hasta la eternidad y esas historias de mentira crecerán como monte en la tumba de Venezuela."


Es así como se puede apreciar sin vacilación y de una manera contundente el mas claro limite al descaro, a la manipulación que ejerce la MUD en la buena voluntad y sobre todo a la errada forma de oponer al régimen Chavista. Si bien la relación entre representación política y participación no está exenta de tensiones, precisamente por ello el grado de democratización de la vida colectiva debería residir también en las posibilidades que los ciudadanos tienen de acceder a la experiencia de toma de decisiones, al drama sin tregua que ésta representa en términos de consecuencias paradójicas, incertezas e imposibilidad de realización absoluta de los valores que las inspiran.

Es solo una idea, una posibilidad de hacer, de ejercer y de sobre todo poner fin a largas cadenas de manipulación absurda. 


Canibalismo y necrofilia política.

A pesar de las circunstancias que nos aquejan como país, me sorprendente la poca imaginación y deseo de salir de esta trampa social que llevamos a cuestas desde hace muchísimos años ya. Hablamos de democracia sin conocerla y sin saber que es. John F Kennedy la definió así: “La democracia es una forma superior de gobierno, porque se basa en el respeto del hombre, como ser racional”. 

Si realmente queremos construir o rehacer este país, tiene que haber un alto grado de sensibilidad de respeto hacia los demás y espiritualidad.

Muchos ignoran que un Estado, no se forma jugando a la lotería. Tiene que ser algo más serio que lanzarse a una aventura para obtener privilegios, cargos, negocios, o por amiguismo. Así como no puede haber un lago o río sin agua, no puede haber democracia sin educación.

A medida que la población crece aceleradamente, inclinada más a la pobreza y miseria, a la mediocridad e ingobernalidad, hay un incremento mayor de un canibalismo social, en el cual persiste la desconfianza, la falta de credibilidad y valores humanos en todos los niveles de la sociedad.

El otro gran problema que se escucha en este laberinto de pasiones políticas es el tema de la clase política. La mayoría de ellos vienen de esta misma sociedad, que por herencia ha venido practicando el canibalismo social. Los que invaden el terreno de lo político, por olfato y visión perciben que la arena política a nuestro estilo, ofrece oportunidades de obtener más y mejores dividendos, sobre todo en un país en donde flota la ausencia de la ley. Hay un aprovechamiento del espacio y el tiempo que es vital en el corto desarrollo de la vida, para realizar sus sueños de obtener protagonismo, poder, riqueza. Pero, son los protagonistas sin duda de este laberinto social.

La gravedad y desconfianza de la población hacia el político en si, es que emplean los mismos sistemas ortodoxos, que nunca han funcionado a través de décadas. Alianzas, mini-partidos, candidatos incapaces, escogencia de funcionarios de dudosa reputación, rompimiento de las Leyes. Todo este laberinto y anarquía ha venido creando a verdaderos necrófilos de la política. El término se ha usado con ideología, y necrofilia se refiere a la obsesión o perversión sexual que impulsa al uso de los cadáveres. En este caso la necrofilia política es la obsesión política a usar sistema o modelos obsoletos que nunca han dado ningún buen resultado. El investigador o científico cuando esta creando una sustancia o medicamento, y si algunos de los elementos empleados no funciona, sencillamente busca otro. Aquí nos encontramos con la aberración de creer de que utilizando el mismo sistema fracasado de años hasta nuestros días, vamos a transformar este país. Sencillamente lo que se busca es vivir en el mismo y continuo desorden y caos. La expresión generalizada de los necrófilos políticos es que hay que poner a cualquiera, cuando la experiencia nos señala, que especialmente en los últimos anos esta forma de practica política no funciono. No podemos seguir siendo un país surrealista.

Sigamos leyendo cosas por allí.