El caso venezolano siempre es particular, porque la economía petrolera distorsiona todo análisis que se haga. La situación mejora cuando aumentan los precios del crudo y empeora cuando estos disminuyen sin freno, pero eso no depende de lo que se haga en el país, ni de que se produzca más o mejor petróleo. Si hacemos un ejercicio y evaluamos el sector no petrolero de Venezuela, las exportaciones no petroleras prácticamente desaparecieron, el sector industrial está debilitado enormemente. Subsisten aquellas que solo una plaga maligna las acaba y la voluntad de Dios como es el caso del grupo Polar, aunque el gobierno se encarga de mantenerlos tanto a dueños como a trabajadores atemorizados con la amenaza de nacionalizarlos. La transferencia de tecnología de la inversión extranjera cada vez se aleja más del país y no solo las privadas sino las tan prometidas gubernamentales.
Pero bueno, lo que ha sido innegable es que la industria de Venezuela se basa principalmente en la explotación del petróleo y sus derivados. Para mantener el flujo de estos productos, el país cuenta con una extensa infraestructura (puertos, aeropuertos, aduanas) que permiten garantizar la logística relacionada con la importación, exportación y actividades relacionadas. Esta situación fue duramente criticada en el pasado y no ha sido diferente durante los 14 años de la Revolución Bolivariana. Cada día somos mas dependiente de alimentos, vestidos, medicamentos, tecnología de transporte y comunicaciones, cuya manufactura es de países como China, Colombia, Brazil, Argentina, Nicaragua, Uruguay, USA, entre muchos otros.
Es doloroso que los intentos hechos no surtan ningún efecto, por el contrario han alimentado la corrupción y la burocracia. Las compras externas durante todo el 2011, de acuerdo con las cifras del Banco Central de Venezuela (BCV), aumentaron en 20,27%, al pasar de 38,61 millardos de dólares en 2010 a 46,44 millardos de dólares el año pasado. Los expertos suponen que una expansión del Producto Interno Bruto (PIB), tal como lo pretende el Ejecutivo, debe incorporar incremento de las importaciones en unos 10 mil millones de dólares más que en 2011. Esto es como un gran boquete que sumado al gasto publico elevado y el derroche permisivo del gobierno se terminan convirtiendo en una verdadera hemorragia.
Dios nos salve de un mercado petrolero como el de los años 90!!!