El optimismo irracional

Se nos suele publicitar el optimismo como la panacea para todos nuestros males. Hay que ser optimistas, a toda costa. Afrontar los embates de la vida con optimismo, es lo apropiado.

Se venden libros de autoayuda para, presuntamente, fortalecer nuestro optimismo. Incluso existe farmacopea que indirectamente favorece nuestro optimismo.
Pero el optimismo no siempre es bueno. Además de hacernos parecer demasiado ingenuos… en determinadas circunstancias, incluso puede matarnos, como demuestra la paradoja de Stockdale.

El nombre de la paradoja de Stockdale procede del almirante James Stockdale, el prisionero estadounidense de mayor rango de la guerra del Vietnam. Lo mantuvieron cautivo en el “Hanoi Hilton” y lo torturaron repetidamente durante 8 años. El concepto, finalmente, fue popularizado por el escritor Jim Collins en su libro Empresas que sobresalen.

Stockdale explicaba qué clase de prisioneros eran los que más fallecían en Vietnam. Según Stockdale eran los prisioneros más optimistas. Los que no paraban de repetir: “tranquilos, saldremos de aquí, ánimo, en Navidad ya estaremos en casa.” Entonces llegaban las Navidades y la previsión no se cumplía. Pero entonces su previsión saltaba a otra fecha. Tampoco se cumplía. Y llegaban otras Navidades. Y entonces el prisionero, el Señor Positivo, se rendía porque descubría que sus previsiones se incumplían sistemáticamente.

La paradoja de Stockdale pone de manifiesto que es tan importante tener fe en sobrevivir como saber acatar con disciplina los hechos más brutales que se avecinen. De lo contrario, demasiado optimismo puede favorecer que nos decepcionemos con frecuencia, entrando en una especie de montaña rusa emocional, de subidas y bajadas demasiado abruptas, levantando esperanzas y asistiendo a su desplome, una y otra vez, hasta que quemamos hasta la última brizna de optimismo.

Esto es algo que sirve para reflexionar, para aquellos que con las frases "falta poco", "ya Maduro se jodio" y cosas así, que han creado falsas expectativas sobre una población que se creyó aquello que después del 6D en seis meses se acabaría la Revolución. No miden el daño que hacen.

Reflexión de media noche.